El pasado 24 de septiembre, el Ecuador vivió una jornada nacional de protesta convocada por el Frente en defensa de la salud, la educación pública, el trabajo digno y los derechos humanos y de la naturaleza. Las manifestaciones se replicaron con fuerza en varias provincias, desde Pichincha y Azuay hasta Imbabura, Chimborazo y Guayas, donde miles de ciudadanos expresaron su rechazo a lo que califican como políticas autoritarias y neoliberales del presidente Daniel Noboa. La principal consigna en todo el país fue la exigencia de derogar el Decreto Ejecutivo 126, que elimina el subsidio al diésel y fija su precio en USD 2,80. Diversos sectores sociales sostienen que esta medida afecta de forma directa a los grupos más vulnerables, incrementando el costo de vida y generando un impacto en el transporte, la producción y los servicios básicos.
En la capital, la marcha inició en la Caja del Seguro y avanzó hacia la Plaza de Santo Domingo, donde se registraron los momentos más tensos. Policías lanzaron gases lacrimógenos contra estudiantes, trabajadores y jubilados.
Al caer la noche, estudiantes de la Universidad Central denunciaron nuevas represiones en el sector de la Naciones Unidas, donde fueron dispersados con “gas vomitivo”, una sustancia que, según afirmaron, les dificultaba hablar durante las detenciones. Dirigentes sindicales rechazaron el uso de fuerza excesiva y denunciaron detenciones arbitrarias.
La avenida 9 de Octubre se colmó de trabajadores públicos y privados, docentes, estudiantes y ciudadanos que marcharon hasta el Malecón con consignas como “¡Fuera Noboa, fuera!”. Los gremios agrupados en el FUT, la UNE y otras organizaciones presentaron su pliego de demandas, que incluye:
- Rechazo a la eliminación del subsidio al diésel
- Derogatoria de acuerdos considerados “persecutorios”
- Oposición a la privatización del IESS
- Moratoria en el pago de la deuda externa para priorizar salud, educación y obra pública
Pese a la presencia de un fuerte contingente militar, la protesta se mantuvo pacífica.
En Cuenca, la movilización recorrió la calle Simón Bolívar desde San Blas hasta el Parque Calderón. Frente a la Gobernación del Azuay, los manifestantes ratificaron su compromiso con la unidad y la resistencia frente a las medidas económicas del Ejecutivo. En Cotacachi e Imbabura, así como en Riobamba, cientos de trabajadores y pobladores se unieron a las protestas. Las consignas expresaron un rechazo firme al rumbo económico del gobierno.
Edwin Bedoya, presidente de la CEDOCUT y del Frente Unitario de Trabajadores, condenó la represión registrada en Quito y denunció detenciones arbitrarias.
“La mejor receta contra el autoritarismo es la unidad y la lucha del pueblo organizado”, afirmó.
Las movilizaciones del 23 de septiembre dejaron ver un amplio frente social que cuestiona las decisiones económicas del gobierno de Noboa y que anuncia su disposición a mantener la lucha en defensa de derechos laborales, sociales y constitucionales.
